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DIOS HACE HABITAR EN FAMILIA A LOS DESAMPARADOS. Salmo 68:6a

En Cristo no hay hombre ni mujer Lectura

“No hay Judío ni Griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús”Gálatas 3:28.
Gálatas 3:28 es uno de esos pasajes que se ha interpretado de diversas

formas en diversos momentos de la Historia de la Iglesia. Por ejemplo, tiempo atrás, algunos entendían que en este pasaje el apóstol Pablo establecía la abolición de la esclavitud al decir que en Cristo no hay esclavo ni libre. En nuestros días, la discusión en torno a este pasaje no gira en torno a esclavos o libres, sino en torno a la diferencia de roles entre hombre y mujer, y aun para defender la homosexualidad.
 Los egalitarianistas, aquellos que creen que el hombre y la mujer son iguales no solo en dignidad sino también en sus roles, consideran este pasaje de Gálatas como “La carta magna de la humanidad, el gran capítulo de la igualdad cristiana”, “El texto, socialmente más explosivo en la Biblia”, y aun “La proclamación de emancipación de la mujer”. Argumentan que Gálatas 3:28 es una especie de llave que permite interpretar los pasajes relacionados al género que se encuentran en el Nuevo Testamento, entendiendo que elimina toda barrera social entre el hombre y la mujer, y proclamando la igualdad de roles entre ambos. Mary Kassian resume esta postura:
“De acuerdo a los feministas, Gálatas 3:28 enseña que Dios ha creado en Cristo un nuevo orden completo en las relaciones. La manera de ver la jerarquía en las relaciones sociales es producto del antiguo orden derivado de la caída. Los feministas insisten en que las distinciones sociales entre hombre y mujer no deben existir más. Para los feministas bíblicos, igualdad significa la abolición de todos los roles de género en la sociedad, la iglesia y en el hogar”.
Como vemos, este texto es utilizado para enarbolar la bandera del feminismo y “abolir” la diferencia de roles entre hombre y mujer. Pero más que traer nuestras ideas a la Escritura, veamos qué es lo que el Espíritu de Dios nos dice a través de Pablo.

Gracia y fe

El tema general de la Epístola a los Gálatas es la justificación por gracia a través de la fe. Para el momento en el que Pablo escribe esta carta, la iglesia en Galacia estaba siendo infiltrada por falsos maestros, a quienes Pablo llama “los que los perturban” (Gál. 1:7). Estos perturbadores estaban convenciendo a los gálatas de un falso evangelio que les demandaba el someterse a toda la Ley mosaica –principalmente al requerimiento de la circuncisión– antes de que pudieran convertirse en cristianos. Estos falsos maestros les estaban requiriendo las obras de la Ley, y muchos de ellos estaban siendo persuadidos por estas falsas enseñanzas.
Dada esta circunstancia, Pablo escribe en defensa de la justificación por la fe, y advirtiéndoles de las consecuencias de abandonar la doctrina que les había sido enseñada: el evangelio verdadero.
Gálatas 3 gira en torno al contexto de la carta. Pablo comienza este capítulo llamándole a los gálatas insensatos (Gá. 3:1) por haberse dejado fascinar por estas enseñanzas que ponían las obras de la ley por encima de la fe, y por estar tratando de terminar en la carne habiendo comenzado por el Espíritu (Gá. 3:3).
A lo largo de este capítulo, Pablo le deja claro a sus lectores que la Ley ha venido a ser un guía para conducirnos a Cristo a fin de ser justificados por la fe, y no por las obras de la Ley (Gá. 3:24). Pero al momento de llegar la fe, ya no estamos bajo el guía (la Ley) pues somos hechos hijos de Dios mediante la fe, y esta fe puesta de manera exclusiva en Cristo Jesús (Gá. 3:25-26). Entonces, en este contexto de la fe y la Ley, nos encontramos el versículo 28: “No hay Judío ni Griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni  mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús”.
Ver el pasaje completo deja en evidencia que Pablo no está hablando de igualdad de roles: está hablando de salvación. La idea central en el pasaje de Gálatas 3:28 no es igualdad de roles en Cristo, sino unión en Cristo. El Doctor y comentarista Thomas Schreiner dice lo siguiente:
“Pablo mismo nunca entendió Gálatas 3:28 como cancelación de todas las distinciones. Él continuaba creyendo que habían diferencias entre judíos y griegos, de lo contrario el argumento de Romanos 9-11 es superfluo. Él continuaba creyendo que habían diferencias entre esclavos y amos, de lo contrario su consejo a ambos sería contradictorio (Efesios 6:5-9;Colosenses 3:22-41). Él continuaba creyendo que habían diferencias entre hombres y mujeres. De otra manera su acusación contra la homosexualidad es inconsistente (Romanos 1:26-27), y su mandato a los maridos y esposas incomprensible (Efesios 5:22-33Colosenses 3:18 -19)...El valor y la dignidad de todo ser humano es proclamado por Pablo, pero este verso no debe ser usado en defensa de ideologías modernas. Debemos escuchar las palabras de Pablo, aunque sean extrañas para nosotros”.

Diversos mas unidos en Él

La muerte de Cristo ha traído a nosotros la era de un Nuevo Pacto, uno que no requiere las obras de la Ley para nuestra salvación. Proclamar la necesidad de obras para poder ser salvos es negar el corazón mismo del evangelio, que es la justificación solo por fe y no por cumplir las obras de la Ley. Ese es el mensaje central de Gálatas 3 y de la Palabra misma: “Sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la Ley. Puesto que por las obras de la Ley nadie será justificado”, Gálatas 2:16.
De ninguna manera Gálatas 3:28 hace referencia a igualdad de roles o a la manera en la que ciertos grupos deben actuar.  El capítulo 3 de Gálatas es un recordatorio de que nuestra salvación depende única y exclusivamente de la obra de Cristo, no la nuestra.
El punto de Pablo en este texto es que todos somos justificados de la misma manera, por gracia a través de la fe. Sin lugar a dudas, todos somos uno en Cristo Jesús. Pero Dios no hace a un lado la diferencia entre hombre y mujer, sino que establece la unidad en Cristo. Gálatas 3:28 enarbola la bandera de la unidad en Él en medio de la diversidad de roles. A través de Cristo, todos somos hechos hijos de Dios, judíos y griegos; esclavos y libres; hombres y mujeres. Todos, así diferentes como somos, tenemos salvación y comunión en Uno solo: Cristo Jesús.
Créditos:
Patricia Namnún
http://www.thegospelcoalition.org

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